Biocombustibles: Lula da Silva  contraataca
  Continúa  la polémica por la subida de precios de los alimentos de la que se  responsabiliza a la producción de biocombustibles y que llegó a su punto álgido  cuando el relator especial de la Organización de las Naciones Unidas para el  Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler, calificó al biofuel de "crimen contra  la humandidad".
Continúa  la polémica por la subida de precios de los alimentos de la que se  responsabiliza a la producción de biocombustibles y que llegó a su punto álgido  cuando el relator especial de la Organización de las Naciones Unidas para el  Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler, calificó al biofuel de "crimen contra  la humandidad". 
  
  
  
 Brasil,  a la cabeza de la producción mundial de biocombustibles tanto en cantidad como  en competitividad ha devuelto el golpe a lo que considera "desinformación y  deshonestidad".
 
Algunos  estudios recientes sugieren que el etanol perjudica más que beneficia el  medioambiente y es al menos en parte, responsable del aumentos en el precio de  los alimentos.
 
Después  de las declaraciones de Ziegler y de su llamamiento a una moratoria de cinco  años para la producción, el escepticismo ante los efectos del biocombustible ha  sido recogido por numerosos medios occidentales, incluída la revista TIme.
 
Pero  el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, protesta diciendo que las  críticas derivan de otros motivos. Sugiere que forma parte de un esfuerzo  conjunto del mundo industrializado encaminado a impedir a Brasil, potencia  agrícola mundial, ocupar su lugar la parte alta de la lista. El problema,  argumenta Lula, radica en "la misma vieja política de los países ricos", como  los subsidios y las tarifas.
 
"Los  biocombustibles no son los villanos que amenazan la seguridad alimentaria de los  países pobres, dijo Lula a los delegados en la conferencia regional de la  Organización de Alimentación y Agricultura en Brasilia la semana pasada. "Muy al  contrario, mientras se desarrollen con el criterio correcto y teniendo en cuenta  la realidad propia de cada país, pueden ser instrumentos esenciales en la  generación de riqueza y en la salida de los países de la inseguridad alimentaria  y energética. (
) El verdadero crimen contra la humanidad es desacreditar el  biocombustible a priori."
 
La  refutazión brasileña a estas recientes críticas sobre la reputación del etanol,  situándolo como una solución energética positiva mediambientalmente, ha ganado  muchos apoyos entre los expertos en energía. Algunos han culpado a las  petroleras y a los conglomerados de empresas alimentarias por impulsar la mala  publicidad; otros han cuestionado a la ciencia en los recientes estudios sobre  el etanol. Y muchos lo ven simplemente como una reacción de pánico ante el  precio creciente del grano y la inestabilidad resultante.
 
"Creo  que la repentina subida del precio de los alimentos lleva a la gente a buscar  causas, y los biocombustibles son un oportuno chivo expiatorio" dijo Reid  Detchon, Director Ejecutivo de la Coalición para el Futuro de la Energía, un  think tank fundado por la Fundación de la O.N.U. "Hay una conexión con algunos  puntos
 pero el incremento en la demanda de grano alimentario por parte de Asia,  combinado con algunos otros factores como el precio del crudo, sequías en países  productores de trigo, y la demanda de maíz en Estados Unidos para etanol, han  contribuido entre todos a este repentino despunte de precios. El etanol no es el  factor principal".
 
Brasil  está más molesta con la incapacidad de los críticos para distinguir entre el  etanol basado en caña de azúcar producida en los trópicos y el etanol, más caro  y menos eficiente que viene del trigo, el maíz, la remolacha azucarera y otros  cereales de climas más templados.
 
El  etanol de caña de azúcar es al menos ocho veces más eficiente que el procedente  del maíz (la cantidad de energía producida por cada unidad invertida en la  producción de etanol de caña es más de ocho veces mayor que la cantidad de  energía producida invirtiendo la misma cantidad de maíz en el proceso). El  cultivo en sí mismo usa menos fertilizantes y pesticidas, y los granjeros  brasileños que lo trabajan no reciben subsidios del gobierno. De forma crucial,  el pasado año Brasil exportó dos tercios de su cultivo de azúcar, lo que  significa que no se desvió caña de consumo humano para la producción de  etanol.
 
"Comida  contra combustible no es tema en Brasil" dijo Marcos Jank, el presidente de  Unica, la Asociación brasileña de la Industria de Caña de Azúcar. Los precios  del azúcar están bajos actualmente ya que hay exceso de  producción".
 
Jank  y otros funcionarios brasileños caminan por terreno inestable cuando niegan que  la sed de etanol está causando deforestación en el Amazonas, mientras los  granjeros talan árboles para cultivar. Porque la caña de azúcar crezca en la  zona más fértil del país, señalan ellos, ningún bosque se está talando. Pero los  medioambientalistas responden que aunque se estén cortando pocos árboles para  dejar sitio a las plantaciones de azúcar, la inversión masiva en el sector - se  estima 30 billones de dólares entre 2006 y 2015- presiona a los ganaderos.  Grupos verdes aseguran que muchos han vendido sus tierras en el sur del Amazonas  a cultivadores de caña y están usando el dinero para comprar tierra más barata  hacia el norte en medio del bosque.
 
Aún  así, Brasil tiene tierra disponible más que suficiente para seguir plantando  caña de azúcar, dicen los funcionarios del gobierno. El cultivo actual de caña  de Brasil abarca 7 millones de hectáreas - 2,3% de su tierra cultivable. Y  aunque se espera que el total aumente hasta el 12% por año en los próximos cinco  años, hay todavía alrededor de 160 millones de hectáreas de tierra cultivable  disponible para ser sembrada, dijo Alexandra Strapasson, directora del  departamento de Caña de Azúcar y Agroenergía en el Ministerio de Agricultura  brasileño.
 
Con  la gestión adecuada, dicen algunos expertos, Brasil puede asegurar su expansión  azucarera. Pero los antecedentes de Brasil en agricultura no son estelares. Con  todo, el gobierno planea continuar con su plan de etanol, y la controversia  sobre el biocombustible no parece estar tocando a su fin. La batalla apuntó  desafiante Lula la semana pasada, aún no ha comenzado".
 
Fuente: Ecoperiodico.