|    | AGUAFUERTES  AMBIENTALES 
 
 
 EDUCACIÓN AMBIENTAL: Una asignatura  pendiente
 
 
 
 "2005-2014 Década Mundial de la Educación Ambiental  para el Desarrollo Sustentable – ONU"
 
 
 
 Desde hace años se viene  hablando de la necesidad e importancia de incluir en los contenidos curriculares  de la enseñanza formal y no formal, la disciplina Educación Ambiental, pese a  ello, más allá de algunas pocas excepciones y esfuerzos al respecto, la misma  brilla por su ausencia,.
 
 Es más, este novedoso objeto de estudio, ha sido  consagrado en distintas normas legales, tanto de jurisdicción nacional,  provincial o municipal, surgidas a partir de la década del '90 y  fundamentalmente a la luz de la Constitución reformada en 1994, como  referenciaremos más adelante.
 
 En similar dirección, el tema siempre está  presente en el discurso de funcionarios de todos los niveles y jurisdicciones,  sobre todo en las celebraciones o efemérides ambientales, los que enfatizan  sobre la importancia de la materia como mecanismo para el cambio de los  comportamientos, actitudes o conductas agraviantes y destructivas para con el  entorno.
 
 Pese a lo referido, en la instrumentación efectiva de la  disciplina, la mora resulta sospechosa y preocupante.
 
 Insisto que si bien  es cierto que la EA se ha incorporado al discurso oficial, falta mucho para que  se incluya en los programas curriculares y mucho más en las partidas  presupuestarias.
 
 Si se conceptualiza a la EA, como "un proceso  fundamental orientado a la búsqueda de caminos alternativos que posibiliten la  construcción de una sociedad diferente, justa, participativa y diversa"(1),  quizás a partir del mismo podamos develar el ¿por qué? de las omisiones  apuntadas.
 
 La EA, es esencialmente cuestionadora y crítica de los modelos  productivos imperantes, del consumo irracional y la injusta distribución de la  riqueza, incursionando en el terreno de lo complejo, holístico y sistémico, que  en muchos aspectos colisiona con los conocimientos fragmentados de las ciencias  modernas.
 
 La Ley General del Ambiente Nº 25.675, expresamente en los  artículos transcriptos, dispone:
 
 Artículo 2-h) "Promover cambios en los  valores y conductas sociales que posibiliten el desarrollo sustentable, a través  de una Educación Ambiental, tanto en el sistema formal como en el no  formal"
 
 Artículo 14. "La Educación Ambiental constituye el instrumento  básico para generar en los ciudadanos, valores, comportamientos y actitudes que  sean acordes con un ambiente equilibrado, propendan a la preservación de los  recursos naturales y su utilización sostenible, y mejoren la calidad de vida de  la población"
 
 Artículo 15. "La Educación Ambiental constituirá un proceso  continuo y permanente, sometido a constante actualización que, como resultado de  la orientación y articulación de las diversas disciplinas y experiencias  educativas, deberá facilitar la percepción integral del ambiente y el desarrollo  de una conciencia ambiental"…
 
 Durmiendo el sueño de los justos y olvidada  en algún cajón de los despachos oficiales, en la Provincia de Santa Fe, se  encuentra, la Ley Nº 10.759, sancionada allá por el año 1991, por la Legislatura  provincial, y publicada en el Boletín Oficial del 04 de Febrero de 1992, la que  establecía:
 
 "Artículo 1.- Inclúyase en la Renovación Curricular, de los  niveles inicial, primario, medio y técnico, el estudio sistemático de la  Educación Ambiental.
 
 Artículo 2.- Impleméntanse los elementos  técnico-pedagógicos necesarios que apunten a insertar la Educación Ambiental en  el nuevo diseño curricular, dentro de un marco interdisciplinario."
 
 Queda  claro, que el texto de la ley es letra muerta, cuando no hay voluntad política  de ponerla en ejecución.
 
 Creo que los 20 años que han transcurrido desde  su sanción, son tiempo más que suficiente para haber comenzado con su puesta en  ejecución, o cuando menos con la discusión de los marcos teóricos que  posibiliten la misma.
 
 Ello nos lleva a preguntarnos: A quiénes favorece  esta omisión o quiénes tienen intereses en que los docentes, jóvenes y niños no  cuestionen el modelo de desarrollo imperante?
 
 Quizás, algunos intuyan  como muy riesgoso poner en manos de toda la comunidad una herramienta tan  poderosa, impulsora de un cambio de conciencias, paradigmas y acciones,  generadora de una contra cultura al modelo globalizado.
 
 Mientras pasan  los años y el tiempo perdido en esta materia es invalorable, a los docentes y a  la sociedad se los entretiene con más fraccionamientos de saberes (educación  sexual, vial, de género, etc.), importantes sin dudas, pero que ninguno alcanza  la dimensión de la EA, sobre todo desde el punto de vista de su penetración  transversal a todas las ciencias, quehaceres y saberes.
 
 La EA es en  definitiva una manera genuina de hacer cultura, entendida ésta como mecanismo de  inserción armónica al medio.
 
 La crisis ambiental que padecemos, no  necesariamente debe ser abordada desde lo técnico, ya que como crisis  civilizatoria, la misma es política, económica, cultural y sobre todo ética y  filosófica.
 
 La EA en la explicación de la crisis planetaria se erige en  una aventura al saber, al conocimiento y sobre todo a la participación y al  compromiso.
 
 Es una educación para la libertad, y un impedimento para que  toda una generación de jóvenes siga siendo sacrificada en el altar del mercado,  por fuerzas y poderes ajenos a sus prioridades e intereses.
 
 Tampoco  podemos entender a la EA como la incorporación de un bagaje de datos o  informaciones sobre los ecosistemas o el ambiente, que reproduzca los  conocimientos tradicionales, sino que debe constituirse en una dinámica para la  construcción colectiva de una sociedad distinta, a través de pergeñar nuevos  valores y paradigmas.
 
 Dentro de ello, la solidaridad, la diversidad, el  respeto y el escuchar al otro son instrumentos de acción y de cambio para  desterrar la creencia y el voluntarismo de un crecimiento ilimitado, en un mundo  finito y acotado, en el cual la injusticia y la inequidad son monedas constantes  y sonantes para el mejoramiento económico de unos pocos y la postergación de los  más.
 
 Todos estos principios hacen o deberían hacer de la EA una  herramienta de rebelión, un instrumento de la tolerancia y el encuentro entre  humanos, que permitan no sólo mirar, sino fundamentalmente ver.
 
 Dice el  refrán popular: "El que no sabe es como el que no ve", en consecuencia si no  sabemos y no vemos, no estamos en condiciones de enfrentarnos con éxito a  políticas, tecnologías, procesos y producciones que en un tiempo más o menos  largos pueden afectarnos en nuestra vida y su calidad.
 
 En este contexto  la Educación Ambiental deviene en utopía y fuerza esperanzadora para un cambio  que permita la satisfacción de las necesidades humanas sin diferencias ni  restricciones.
 
 Si nos negamos a avanzar en estos desafíos, seguiremos  consolidando y manteniendo una política y una agenda reformista y complaciente,  que no incide sobre las estructuras de poder, retardando la posibilidad de  lograr una mayor dignidad para las actuales y futuras generaciones.
 
 Por  último, los dejo para que lo piensen y me despido hasta la próxima  aguafuertes.
 
 
 
 
 
 
 
 Ricardo Luis  Mascheroni
 
 Docente e investigador universitario
 
 Santa Fe –  Argentina
 
 
 
 
 
 Ref: (1) Educación Ambiental –Aportes políticos  y pedagógicos en la construcción del campo de la Educación Ambiental-, Sec. de  Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, página 10, Agosto 2009.
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