Artículos del Defensor
18/09/2006
No hay que ser alarmistas: no hay crisis ni emergencia energética
Nuestro país esta  necesitando un programa de responsabilidad energética donde todos los actores –  el Estado, los productores, generadores, usuarios en general, etc. – participen  activamente. El Estado tiene un rol principal en un programa de este tipo  explicitando claramente las necesidades energéticas que se requieren. Como tiene  la tarea de conducir el proceso debe realizar un amplio consenso con todos los  actores para que se sientan parte del mismo. Además, en esencia, debe hacer  cumplir la ley.
    
Con respecto a  los  costos en materia energética hay que terminar con este mito de  que las tarifas residenciales son determinantes de la función económica de las  empresas porque la incidencia del sector residencial en esta ecuación es mínimo.  Por ello plantear la cuestión del atraso  tarifario como problema de  la discusión es una falacia.      
       
Nos preocupa que en estos momentos  Argentina esté exportando petróleo (5 mil millones de metros cúbicos anuales)  mientras importa unos 3 millones de metros cúbicos anuales de gasoil y fueloil,  cuando la Ley de Hidrocarburos es muy clara y  prohibe expresamente  exportaciones mientras el mercado interno no esté debidamente abastecido.  Estamos siguiendo detenidamente los problemas de escasez de algunos  hidrocarburos (gasoil, entre otros) y no vamos a dudar en realizar - si es  necesario - una presentación judicial para que se cumpla la Ley de Hidrocarburos  que señala que primero se debe garantizar el consumo interno y recién después se  pueda exportar.
Si no hay mayor exploración e inversiones en áreas  petroleras, cada vez vamos a importar mayor cantidad de combustibles, es decir,  volveremos  a ser un país dependiente de energía. Hoy se invierte un  tercio de lo que haría falta para mantener las reservas. Por ejemplo, para  recuperar y mantener el nivel de reservas de 10 años de petróleo y 25 años de  gas, las inversiones exigidas y controladas por el Estado en exploración  deberían superar los 1.500 millones de dólares anuales y los primeros frutos de  eso se verían en 5 años. Hoy el país no destina anualmente más de 450 millones  de dólares para exploración y desarrollo.
    
Los problemas que hoy tenemos son de larga  data y se deben en gran parte a las imprecisiones y vaguedades normativas del  modelo de la década pasada. En los años 90 se firmaron contratos de concesión  condicionados por un Estado quebrado, los cuales posteriormente se modificaron y  las empresas reclamaron al Estado grandes sumas. 
Deben destacarse, sin  embargo, los aspectos positivos del actual modelo energético, con un Plan de  Obras en construcción y proyectos acordados con el sector privado.
No hay  que ser alarmistas: no hay que hablar de crisis ni de emergencia. El país  necesita de un Programa de Responsabilidad Energética donde todos los actores  (el Estado, los productores, generadores,  los usuarios en general,  etc.) cumplan su rol a conciencia. Desde luego que el Estado tiene un papel  principal en este tipo de Programa para conducir todo el proceso, consensuar con  todos los actores intervinientes y haciendo cumplir la Ley.
Un Plan no se  impone solo con normativas, castigos y penalidades. Requiere, especialmente, de  la responsabilidad y compromiso de todos los actores que participan en  el.  
 
 
| Columna publicada en el diario Crónica el día 18 de Setiembre de 2006 |  | 
 
 
No hay comentarios.:
Publicar un comentario