BUSH, LULA Y LOS BIOCOMBUSTIBLES
El etanol divide las aguas
Por Jorge Castro
31.12.1969
Estados Unidos está replanteando toda su política exterior. El presidente George W. Bush sabe que no puede actuar más unilateralmente. Ha habido una larga abstinencia política de EE.UU. en América del Sur, que ha durado 6 años (2001-2007); y la nueva política exterior norteamericana es multilateralista, afirma Celso Lafer, ex canciller brasileño durante los gobiernos de Fernando Henrique Cardoso, y uno de los principales expertos de Brasil en política internacional. Lafer se refiere al significado del acuerdo estratégico sobre biocombustibles entre Brasil y Estados Unidos, sellado en San Pablo por los presidentes Lula y Bush.
Por primera vez en su historia, Brasil obtiene un reconocimiento mundial, que consagra su condición de detentador de una tecnología de punta en una cuestión estratégica vital para EE.UU., señala Rubens Ricupero, uno de los cardenales de Itamaraty, ex ministro de Hacienda y ex Secretario General de la UNCTAD.
El acuerdo entre Brasil y EE.UU., primordialmente político-estratégico y sólo subsidiariamente económico-comercial, tiene una inmediata manifestación geopolítica. Los dos países acordaron iniciar sin demoras un trabajo conjunto en América Central y el Caribe, regiones de notoria influencia norteamericana, en las que, por la Iniciativa de la Cuenca del Caribe, vigente desde 1980, la producción de biocombustibles/etanol tiene acceso libre, con arancel cero, al mercado de Estados Unidos.
El Salvador es el país donde EE.UU. y Brasil desarrollarán, quizás este mismo año, un proyecto piloto de producción de etanol para su exportación al mercado estadounidense. Según Estado de Sao Paulo, Brasil recibirá, sólo para la construcción de nuevas fábricas de etanol, 14.000 millones de dólares en los próximos 10 años, y las nuevas usinas serían entre 77 y 100. Valor Económico, principal diario de negocios paulista, prevé que la inversión extranjera directa (IED) que atraerá Brasil en biocombustibles en estos 10 años superará los 100.000 millones de dólares.
Por primera vez en su historia, Brasil obtiene un reconocimiento mundial, que consagra su condición de detentador de una tecnología de punta en una cuestión estratégica vital para EE.UU., señala Rubens Ricupero, uno de los cardenales de Itamaraty, ex ministro de Hacienda y ex Secretario General de la UNCTAD.
El acuerdo entre Brasil y EE.UU., primordialmente político-estratégico y sólo subsidiariamente económico-comercial, tiene una inmediata manifestación geopolítica. Los dos países acordaron iniciar sin demoras un trabajo conjunto en América Central y el Caribe, regiones de notoria influencia norteamericana, en las que, por la Iniciativa de la Cuenca del Caribe, vigente desde 1980, la producción de biocombustibles/etanol tiene acceso libre, con arancel cero, al mercado de Estados Unidos.
El Salvador es el país donde EE.UU. y Brasil desarrollarán, quizás este mismo año, un proyecto piloto de producción de etanol para su exportación al mercado estadounidense. Según Estado de Sao Paulo, Brasil recibirá, sólo para la construcción de nuevas fábricas de etanol, 14.000 millones de dólares en los próximos 10 años, y las nuevas usinas serían entre 77 y 100. Valor Económico, principal diario de negocios paulista, prevé que la inversión extranjera directa (IED) que atraerá Brasil en biocombustibles en estos 10 años superará los 100.000 millones de dólares.
SALUDOS CORDIALES
RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
CONSULTAJURIDICACHILE.BLOGSPOT.COM
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RENATO SANCHEZ 3586 SANTIAGO,CHILE
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