departamento de estado de los EEUU
El 22 de abril, Día de la Tierra, señala la celebración anual del medio
ambiente y nos da una oportunidad de evaluar el trabajo que todavía queda
por hacer para proteger las riquezas naturales de nuestro planeta. El Día
de la Tierra no está respaldado por ninguna fuerza organizadora central,
aunque varias organizaciones no gubernamentales se ocupan de registrar los
miles de actos locales que en este día se llevan a cabo en escuelas y
parques. El Día de la Tierra se observa en todo el mundo, aunque en ninguna
parte sea una fiesta nacional. En Estados Unidos este día afirma que la
conciencia medioambiental forma parte de la conciencia nacional y que la
idea de proteger el medio ambiente -- que una vez fuera competencia de unos
pocos conservacionistas -- ha pasado del extremo al centro de la corriente
principal del pensamiento estadounidense.
Este no fue siempre el caso. En el siglo XIX los estadounidenses,
bendecidos con un vasto país rico en recursos naturales, vivieron con la
idea de que siempre habría campos nuevos allende el horizonte. Cuando se
agotaban la tierra, los bosques o los depósitos de carbón en un lugar
determinado siempre era posible trasladarse a otro. Cuando en el siglo XX
la industria estuvo en auge, la gente aceptó de buena gana los cielos
ennegrecidos por el humo de las chimeneas y los ríos contaminados por
desperdicios industriales. Ya a mediados de la década de 1930 -- y
nuevamente en la década de 1950 -- el río Cuyahoga, en el estado de Ohio,
que corre a través de la región industrial del país, estalló en llamas a
causa de los residuos químicos que descargaban las fábricas instaladas en
sus riberas. No hubo ningún clamor público. Muy pocos lo notaron.
La actitud del público empezó a cambiar en el transcurso de la década de
1960. En 1962, una bióloga marina de nombre Rachel Carson publicó "Silent
Spring" (Primavera silenciosa). El título se refería a un futuro sin
pájaros y describió en palabras sencillas los efectos desastrosos que
tendrían a largo plazo los pesticidas y otros agentes altamente tóxicos
comúnmente utilizados entonces en la agricultura, la industria y la vida
diaria de Estados Unidos. El libro, sorpresivamente, resultó ser un gran
éxito de ventas. (Véase: Rachel Carson: La pluma contra el veneno (
http://usinfo.state.gov/products/pubs/carson/spanish/ ))
En 1968 los astronautas de Apolo, al retornar de su primer vuelo orbital
alrededor de la luna, fotografiaron por primera vez el planeta Tierra en su
totalidad. Esta imagen de la Tierra -- pequeña, frágil, hermosa y única --
quedó rápidamente grabada en las mentes de millones de personas. En 1969 la
escorrentía industrial del Río Cuyahoga volvió a incendiarse. Esta vez la
reacción del público fue inmediata e intensa. La ciudad de Cleveland, en el
estado de Ohio, donde ocurrió el incendio, se convirtió en el hazmerreír
nacional, y en las radios de todo el país se oyó la canción satírica "Burn
On, Big River, Burn On" (Arde, gran río, arde). Ese mismo año el Congreso
de Estados Unidos aprobó la Ley sobre Política Nacional Medioambiental
(NEPA), que declara una "política nacional que alentará a una armonía
productiva y agradable entre los seres humanos y su entorno".
Al mismo tiempo que se formaba lentamente esta conciencia medioambiental,
surgía una oposición cada vez más clamorosa a la intervención
estadounidense en la guerra de Vietnam. Las manifestaciones públicas en
contra de la guerra -- particularmente en las universidades -- dieron
ímpetu a la idea de que el desafío organizado al "status quo" podía de
hecho hacer que cambiaran la política y el comportamiento público.
ORIGEN DEL DIA DE LA TIERRA
Gaylord Nelson, senador del estado de Wisconsin y conservacionista de larga
data, entendió que los métodos que se utilizaban en las protestas contra la
guerra podrían tener éxito también en otras áreas. "En ese momento",
escribió Nelson más tarde, "había gran confusión en las universidades
acerca de la guerra en Vietnam. En las universidades de todo el país había
protestas en contra de la guerra.... De pronto se me ocurrió: ¿por qué no
sostener una protesta nacional sobre el medio ambiente? Ese fue el origen
del Día de la Tierra".
Nelson regresó a Washington y empezó a promover el Día de la Tierra entre
los gobernadores de los estados, los alcaldes de las ciudades principales,
los redactores de periódicos universitarios y, lo que tuvo gran
importancia, Scholastic Magazine, la revista que circula en las escuelas
primarias y secundarias estadounidenses. En septiembre de 1969 Nelson
anunció formalmente que en algún momento durante la primavera de 1970
habría una "protesta nacional sobre el medio ambiente. Las agencias
noticiosas publicaron la noticia en todo el país", recordó Nelson. "La
respuesta fue espectacular.... telegramas, cartas y consultas telefónicas
llegaron de todas partes del país. Aprovechando mi personal senatorial,
dirigí las actividades del Día de la Tierra desde mi oficina. Hacia
diciembre, el movimiento se había expandido con tanta rapidez que fue
necesario abrir una oficina en Washington para atender las consultas y
actividades relacionadas con el Día de la Tierra...
"El Día de la Tierra logró lo que yo había esperado. El objetivo era
demostrar la preocupación por el medio ambiente en una manifestación
nacional tan grande que sacudiría el ruedo político. Fue una jugada que dio
resultado. Aproximadamente veinte millones de personas participaron en
manifestaciones pacíficas en todas partes del país. Diez mil escuelas
primarias y secundarias, dos mil colegios y universidades, y mil
comunidades tomaron parte... Este fue el suceso extraordinario del que
surgió el Día de la Tierra".
Ese primer Día de la Tierra resultó en que se aprobaran leyes federales de
alcance histórico. En 1970 se estableció la Agencia de Protección
Ambiental, seguida por la Ley del Aire Puro, la Ley de Agua Limpia de 1972
y la Ley de Especies en Peligro de Extinción de 1973. Entre las muchas
disposiciones de gran alcance de estas leyes figuró el requerimiento de que
los automóviles utilizaran gasolina sin plomo, alcanzaran el máximo de
kilómetros posible por litro de gasolina y estuvieran equipados con
convertidores catalíticos para reducir las emisiones tóxicas descargadas
por el escape de los automóviles.
Luego, después de este éxito legislativo, el Día de la Tierra pareció que
iba a desaparecer. Si bien las celebraciones anuales continuaron, no
llegaron a igualar el tamaño y el entusiasmo del primer año. El Día de la
Tierra pareció haberse convertido en una reliquia de los días de protesta
de los comienzos de la década de 1970.
Pero el espíritu del Día de la Tierra persistió. Las organizaciones
ambientales aumentaron en tamaño y en poder. Agrupaciones como Greenpeace,
formada en Canadá en 1971, adoptaron principios de desobediencia civil no
violenta para despertar la conciencia del público sobre las menguantes
poblaciones de ballenas y los peligros de la energía nuclear. Nature
Conservancy, formada en 1951, volvió a consagrarse a principios de la
década de 1970 a la "preservación de la diversidad natural" y empezó a
adquirir tierras sin explotar para ser utilizadas como espacios naturales
protegidos. Instituciones venerables como el Sierra Club y la National
Audubon Society vigorosamente entablaron pleitos contra las empresas de
explotación forestal para frenar la destrucción de los bosques antiguos.
Financiados por contribuciones públicas y con personal compuesto por
abogados y educadores, así como científicos y naturalistas, los organismos
no gubernamentales (ONG) se convirtieron en vigilantes enérgicos del medio
ambiente.
En su propio país, los estadounidenses, frecuentemente movidos por sus
hijos, empezaron a separar los desperdicios caseros para reciclarlos. Hacia
fines de la década de 1980 se establecieron programas de reciclado en
muchas comunidades. Para mediados de la década de 1990 los programas
municipales de reciclado cubrían sus costos, la cantidad de basura arrojada
a los vertederos había declinado notablemente, y más del veinte por ciento
de la basura procesada por los municipios estadounidenses se convertía en
productos útiles. Las corporaciones, teniendo siempre presente los deseos
del consumidor -- y sus propias ganancias -- empezaron a promoverse a sí
mismas como amigas del medio ambiente. Muchas firmas adoptaron prácticas
empresariales prudentes que aumentaron su eficiencia y redujeron los
desperdicios industriales.
RESURGIMIENTO EN LA DECADA DE 1990
En 1990 el Día de la Tierra resurgió con fuerza. Encabezado por Dennis
Hayes, uno de los principales organizadores del primer Día de la Tierra, el
de 1990 fue un evento de alcance internacional. Más de 200 millones de
personas en todo el mundo -- diez veces más que las que se reunieron en
1970 -- participaron en actos que reconocieron que el medio ambiente
finalmente se había convertido en un asunto de preocupación pública
universal. El impulso mundial continuó en 1992 en la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (UNCED), sostenida
en Río de Janeiro, Brasil, en la que un número sin precedentes de gobiernos
y ONG aprobó un programa de gran alcance para promover un desarrollo
sostenible.
El vigésimo quinto aniversario del primer Día de la Tierra celebrado en
1995 fue ocasión de evaluar el progreso medioambiental. En los países
occidentales las noticias parecieron ser buenas -- el aire y las aguas eran
más puros, los bosques se expandían y muchos otros indicadores
medioambientales también habían mejorado. La combinación, algunas veces
inestable, de la legislación, los juicios entablados por los ONG, la
educación del público y las prácticas empresariales más eficientes,
tuvieron un efecto notable y positivo en el estado del medio ambiente.
Pero hubo opiniones conflictivas con respecto a cuan buenas eran estas
noticias. El reportero de temas medioambientales Gregg Easterbrook informó
en la revista The New Yorker que las leyes medioambientales "junto con una
gran variedad de esfuerzos privados incentivados por una conciencia
medioambiental... tuvieron un éxito impresionante.... Las reglamentaciones
sobre el medio ambiente, lejos de ser engorrosas y caras, demostraron ser
extraordinariamente eficaces, costaron menos que lo anticipado, y han hecho
que las economías de los países que las pusieron en efecto fuesen más
fuertes, en vez de más débiles".
La revista "Environment", publicación de uno de los principales organismos
no gubernamentales, presentó una evaluación más sombría: "El Día de la
Tierra... no ha producido una ciudadanía permanentemente activa ni ha
transformado el malestar general que socava la fe que se tiene en la
rendición de cuentas democrática. Si bien los ambientalistas han hecho
grandes adelantos desde 1970, tanto a nivel institucional como en la
conciencia del público, la seguridad medioambiental... continúa siendo hoy
aún más esquiva que hace 25 años".
El Día de la Tierra celebra en 200T su trigésimo séptimo aniversario. Lo
que comenzó en 1970 como un movimiento de protesta ha pasado a ser una
celebración mundial del medio ambiente y un compromiso con su protección.
La historia del Día de la Tierra refleja la mayor conciencia medioambiental
alcanzada en el curso de las tres últimas décadas, y el legado del Día de
la Tierra es el conocimiento cierto de que el medio ambiente es un asunto
de interés universal.
(El Servicio Noticioso desde Washington es un producto de la Oficina de
Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de
Estados Unidos. Sitio en la Web:
http://usinfo.state.gov/esp)