BIOCOMBUSTIBLERS RENOVABLES Y OTROS: DESARROLLOS EN TECNOLOGÍA Y APLICACIONES INDUSTRIALES DE BIOCOMBUSTIBLES LÍQUIDOS
Mercedes Ballesteros Perdices, Departamento de Energías Renovables CIEMAT
La política energética de
Los biocombustibles líquidos están en una buena posición para contribuir a alcanzar estas metas como se expresa por el objetivo que ha establecido
Por otra parte, la producción de biocombustible supone una alternativa interesante para aquellas tierras agrícolas que, como resultado de la limitación de la superficie dedicada a los diversos cultivos herbáceos intensivos que establece
Aplicaciones de los biocombustibles líquidos
Los biocombustibles derivados de biomasa pueden utilizarse en el sector del transporte de diferentes maneras:
Los aceites vegetales (bioaceites), obtenidos a partir de cultivos de semillas oleaginosas, como la colza, la soja y el girasol encuentran su aplicación en motores diesel, sustituyendo al gasóleo de automoción o mezclados con él. Pueden ser utilizados en forma de aceite sin refinar o modificarlos, mediante un proceso químico (transesterificación), para obtener esteres metílicos o etílicos (biodiesel).
Los azúcares contenidos en la remolacha, los cereales y otros cultivos pueden transformarse en etanol mediante un proceso de fermentación. El bioetanol puede ser utilizado como único combustible, en mezclas con la gasolina o como un componente de la gasolina después de ser convertido en 5-etl-ter-butil-eter (ETBE). El ETBE, derivado del etanol, puede sustituir al aditivo metil-ter-butil-eter (MTBE) que actualmente se está utilizando como producto oxigenado sustitutivo del tetraetilo de plomo para mejorar el índice de octano de la gasolina.
A partir de determinados materiales orgánicos residuales pueden obtenerse combustibles para utilizar en el sector del transporte: los aceites vegetales usados pueden transformarse en biodiesel, los residuos ganaderos y los urbanos en biogas y los residuos agrícolas y forestales en etanol y en bioetanol.
Los progresos tecnológicos indican que a medio plazo podrán obtenerse otros combustibles líquidos y gaseosos a partir de biomasa mediante procesos termoquímicos como el biometileter, biometanol, aceites de pirólisis e hidrógeno.
No obstante, para que los biocombustibles de origen agrícola sean una laternativa energética real se necesita que estos productos, no sólo presenten características equivalentes a los de procedencia fósil, sino también que en el conjunto de los procesos de obtención se consigan balances energéticos positivos y que lleguen al mercado a un coste similar al de los productos derivados del petróleo a los que sustituyen.
El principal inconveniente con el que se enfrenta la comercialización de los biocombustibles en el sector de transporte es el alto coste de fabricación. Basado en los niveles de precio actuales para el petróleo (aprox. 30 €/barril) se calcula el coste adicional del litro de biocombustible en 0,3 €. Por ello, en la actualidad su utilización sólo es viable si se aplican, al menos hasta que se creen las condiciones propicias para la inversión, sistemas de ayudas, como las de tipo fiscal, que reducen el tipo del impuesto especial aplicable a los biocombustibles de origen agrícola y que ya se aplican en Estados Unidos y Brasil. En Europa acaba de aprobarse una Directiva en la que se permite el establecer reducciones fiscales para los biocombustibles líquidos.
Sin embargo, además de estas medidas, tendentes a favorecer la utilización de biocombustibles de origen agrícola, se deben reducir los costes de las materias primas, ya que estas suponen el 60-70 del coste final del etanol, introducir mejoras en los cultivos y determinar los cultivos más rentables y adecuados para su producción. Hay que tener en cuenta que muchas de las materias primas para la producción de biocombustibles líquidos renovables tienen sus precios ligados al mercado alimentario y no están directamente relacionados con el mercado de los combustibles de automoción. Es necesario desarrollar nuevos cultivos, distintos a los alimentarios, y considerar la biomasa secundaria y los residuos orgánicos como recursos complementarios para la producción de biocombustibles.
En el caso del biodiesel, los aceites vegetales usados y las grasas animales podrían suponer unas fuentes de materias primas muy interesantes debido a su carácter residual. Para la producción de bioetanol, la utilización de biomasa lignocelulósica (cultivos energéticos, residuos agrícolas y forestales, papel reciclado, etc.) es, debido a su disponibilidad y precio, la opción más prometedora para reducir el coste final del combustible.
Los biocombustibles de automoción en Europa
En el año 2000 los biocombustibles sólo supusieron el 0,3% (unas 700.000 toneladas) del consumo del diesel y la gasolina en
No obstante, no toda la producción de biocombustibles debe esta ligada directamente a la superficie agrícola. Además de la biomasa primaria, la biomasa secundaria, de origen animal, o los residuos tiene que considerarse como una fuente importante de materia prima para la producción de biocombustibles. Por ejemplo, en Europa se consumen anualmente 17 millones de toneladas (con una tasa de aumento del 2% anual), de las que el 75% son aceites vegetales. Se estima que podrían reciclarse alrededor de 3 millones de toneladas que podrían utilizarse como materia prima para la producción de biodiesel.
En el caso de bioetanol, la utilización de materiales con alto contenido en celulosa, bien como cultivos específicos o generados como residuos en los procesos productivos de los sectores agrícola, forestal e industrial; es la opción más prometedora para reducir los costes de producción de este biocombustible.
Como reflexión final debe resaltarse que los biocombustibles líquidos suponen un instrumento clave dentro de la estrategia de desarrollo sostenible de