CALENTAMIENTO GLOBAL EN CHINA
La crisis del nuevo año
Rafael Poch | 03/02/2008 - 08:48 horas
Una lección para el problema del calentamiento global en el país que más calienta
Lo que está ocurriendo en China estos días no es un temporal, es una crisis grave, de la misma forma que el "Kathrina" que asoló Nueva Orleans no fue un mero huracán. Hay millones de seres humanos (la cifra exacta no la conoce nadie, pero se habla de más de cien millones de afectados) padeciendo bloqueo, falta de agua o luz, e impedimentos para viajar en la época más entrañable del año, el año nuevo chino, que se celebra la noche del próximo miércoles a jueves. Es como nuestra navidad (sin religión) pero más. La fiesta de la familia por excelencia, de los regalos. Para más de 150 millones de campesinos que trabajan en las ciudades, frecuentemente sin sus familias, es la única ocasión del año para ver a sus seres queridos. O sea, que éste temporal/crisis está ocasionando un tremendo perjuicio social.
En lo económico, las cifras de pérdidas (del viernes, pero sigue nevando y helando) superan los 5300 millones de euros. Para hacerse una idea, esa cantidad equivale a más de la décima parte de lo que China se gastó el año pasado en el ámbito rural (campesinos, zonas rurales y agricultura), donde viven 800 millones de sus 1300 millones de habitantes. El enorme tráfico de fin de año, aparta tradicionalmente a los trenes de mercancías de las vías, para hacer sitio al transporte de emigrantes y pasajeros. Pero China vive al día en materia de carbón, el carbón con el que genera el 70% de su electricidad. En algunas zonas, las reservas son para pocos días. El gobierno está intentando hacer regresar al trabajo a los mineros (en navidad!, imagínense algo parecido en casa), y el Presidente, Hu Jintao, ha confesado, mientras visitaba una mina, que el tema de las exiguas reservas de carbón, le impide dormir estos días. El primer ministro Wen Jiabao advierte que lo peor puede estar por venir, y los meteorólogos siguen anunciando nieve y hielo para los próximos días.
Esta crisis es también una prueba para el gobierno. En China, el gobierno es responsable ante la población en este tipo de situaciones. Es una tradición secular, milenaria. El hijo del cielo (Emperador) responde de las inclemencias que el cielo envía al pueblo. Si lo hace bien, es aprobado, si lo hace mal es suspendido y su legitimidad se resiente. Que China sea una dictadura de partido único, no quiere decir que no exista el consenso social y que la legitimidad no haya que ganársela a pulso. Para el actual gobierno, este temporal es un desafío porque el poder demuestra su legitimidad en estos trances. El gobierno ha enviado un contingente de más de un millón de policías, soldados y voluntarios a todo el país, la mayor movilización desde la época de la Revolución Cultural. Sus principales dirigentes recorren estos días las provincias, para salir en la tele, sí, pero también para despertar y dinamizar el enorme estado burocrático que dirigen.
Habrá que ver hasta donde llegará está crisis, pero no hay duda de que los dirigentes chinos sacarán una lección de lo que está pasando. Ocurrió con el SARS, la epidemia de neumonía atípica de 2003, que les llevó a nuevos acentos keynesianos en la política económica y a volver a ocuparse de la sanidad y el bienestar social, tan abandonados. Pero ahora, ¿de qué se trata?. Pues se trata de lo mismo que "Kathrina", se trata de esos "fenómenos meteorológicos extremos" cada vez más frecuentes, como constatan los científicos y el panel del clima de la ONU. Es decir, se trata del calentamiento global.
Una de las grandes novedades de China en la segunda parte del año 2007, fue el cambio de acento de sus dirigentes en temas de calentamiento global. China, gran emisor de gases de efecto invernadero, quizá ya el mayor emisor, ya no se refugia, junto con India, en el mantra (por otra parte muy razonable) de que no tiene "responsabilidades históricas" en el fenómeno. Se está abriendo mucho en ese tema. Y ésta crisis va a inclinar esa balanza aun más. Este es un régimen con muchas imperfecciones, pero sus dirigentes tienen también algunos grandes méritos, aparte del hecho de que gobiernan el país (junto con la India) más difícil del mundo. Entre esos méritos figura la capacidad de observar atentamente, asesorar mucho su política (con expertos), extraer lecciones y corregir rumbos. No hay duda de que la crisis de año nuevo va a traer novedades en materia de calentamiento global, en el país que más calienta del globo
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