Congreso Nacional Ganadero en la Rural de Buenos Aires

Congreso Nacional Ganadero en la Rural de Buenos Aires

El punto de inflexión para el cambio mundial fue 2002

Hasta allí, por cada tonelada de petróleo que se consumía se descubría otra. Ahora, apenas 5 años después, por cada 4 toneladas que se consumen se descubre una. La importancia del biocombustible en el mundo, según la inteligente visión del Ing. Héctor Huergo, el más lúcido de los expositores.

Por Horacio Garetto, enviado especial). - El viernes pasado culminó el Primer Congreso Nacional Ganadero, convocado por la gente de la Asociación Argentina de Criadores de Angus, en el Pabellón Rojo del Predio Rural de Palermo. Gran despliegue de recursos y nutrido desfile de figuras (incluyendo "próceres" norteamericanos de la industria de la carne, franceses, chilenos, uruguayos, etc.) para dar un panorama del sector, tanto a nivel del mercado mundial como de nuestro país.
Arranco la crónica de lo visto y oído por lo mejor. Héctor Huergo, ingeniero agrónomo, director de Clarín Rural, de quien no conocíamos que también es Presidente de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, realizó, de lejos, la mejor exposición, la más interesante, la mejor estructurada, la más profunda. Coincídase un 100%, un 90%, un 80%, o lo que sea, con el ingeniero pero el tipo es de alto nivel intelectual y es de los pocos que tiene la capacidad de pensar el país más allá de visiones a menudo demasiado apegadas a lo sectorial.
En la visión "huerguiana" el punto de inflexión (de cambio) en la historia mundial lo representa el año 2002. Porque antes de esa fecha por cada tonelada de petróleo que consumíamos se descubría otra. Ahora cada 4 que consumimos descubrimos una. En el 2001 el barril de petróleo valía 20 dólares y ahora 100 (lo roza). Refirió que cuando comenzó su larga carrera de intelectual del agro, hace 35 años, ese fue casi siempre un mundo de excedentes (de la producción sobre el consumo). El proteccionismo agrícola y los subsidios euro-americanos nos hicieron mucho daño. Por ahí Argentina quería vender sus granos, por ejemplo a Africa, y aparecía EE.UU. y se los regalaba. Ahora todo eso cambió.
Europa no tiene más excedentes y EE.UU. no exporta más maíz. EE.UU.
ahora dedica todo su maíz a la producción de etanol. Porque se ha impuesto la meta de contar con un 20% de este (un derivado de la fermentación del maíz) combustible. El maíz valía 70 dólares. Ahora 120. La soja valía 150, ahora 250. El etanol empezó a tener cotización en Chicago. Entonces todo cambió. Porque los alimentos se producen con petróleo. Y los fertilizantes (la urea) con gas. Y porque, si bien se puede decir que el trigo y el maíz son materias primas, por ejemplo de la industria molinera, también se puede hablar, y con corrección, de que son productos industriales terminados de una cadena que arranca en la genética de las semillas, sigue en la maquinaria agrícola, y termina con los fletes y transportes, etc. agregándose valor en toda la cadena.
Y entonces se terminó la era del deterioro de los términos del intercambio. Y hoy los campos valen el doble que hace 3 años. Porque hay un nuevo piso para los precios agrícolas. Entonces el de ahora es un mundo de escasez. Hay tanta demanda que no se habla más de proteccionismo. Entonces necesitamos más maíz. Porque todo se hace con maíz. El cerdo, el pollo, la vaca del tambo, el novillo hoy se termina el engorde con maíz. Y hay que expandir la frontera del maíz. Hagamos maíces para zonas áridas. Con la ingeniería genética se puede hacer casi cualquier cosa. Y necesitamos el feed lot. Menos mal que lo tenemos. A su gracias mantuvimos más o menos el stock de ganado no obstante el fenomenal avance de la producción de cereales. Saquémonos el sombrero ante esta nueva técnica. Pero guarda con el barro, con la contaminación que se está produciendo en algunos lugares, algo tenemos que hacer con eso para poder seguir avanzando. Hay conflicto entre producción de alimentos y energía pero esto es superable. No incurramos en facilismos. Los pobres también precisan energía. La Argentina puede y debe ser el mayor polo mundial de producción de biodiésel.

Saludos
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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