Las universidades de Tarapacá y de Chile ya estudian la jatropha Evalúan la factibilidad de sembrar, cosechar y, posteriormente, producir biocombustibles a partir de este arbusto oleaginoso. Ya hay estudios en las regiones XV, III y IV.
ALEJANDRA TASHIMA C.
No sólo el maíz, el trigo o el raps sirven para hacer biocombustibles. En Alemania, Daimler Chrysler estudia la jatropha. En la India ya la usan. En Chile... distintos organismos están de cabeza intentando descubrir si este arbusto de semillas de alto contenido oleaginoso podría convertirse en una alternativa para generar biodiésel.
La causa de tanto estudio es que, además de ser una materia prima para producir energía que no impactaría en la producción de alimentos, tiene importantes virtudes agronómicas: mejora la calidad de los suelos y es capaz de sobrevivir y crecer en tierras marginales, erosionadas, pobres en nutrientes y, por si fuera poco, ¡necesita poca agua! Es decir, para Chile significaría no sólo un nuevo producto para generar diésel, sino además abriría un espacio totalmente inesperado a la producción agrícola en pleno desierto, incorporando así tierras hasta ahora prácticamente inútiles para la agricultura.
Es por ello que varios de los proyectos buscan precisamente comprobar cómo reacciona a las condiciones climáticas de la I a la IV Región.
"Un aspecto crucial para la realidad del norte de Chile es evaluar su tolerancia a las condiciones de salinidad y toxicidad de iones específicos, particularmente sales de boro, en diferentes concentraciones en la mayor parte de los recursos hídricos disponibles", advierten el decano de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Tarapacá (UTA), Eugenio Doussoulin, y el académico Eugenio Sotomayor, quienes lideran un equipo de investigación que busca evaluar el potencial asociado a las condiciones de clima y suelo y de disponibilidad y calidad del agua en el norte para la producción de biodiésel a partir de Jatropha curcas L. (piñón manso) y de higuerilla, entre otras, y de etanol a partir de maíz.
El proyecto, realizado con la colaboración del Ministerio de Bienes Nacionales, está programado para tres años y en su primera etapa establecerá 10 hectáreas en diferentes sectores de la Región de Arica y Parinacota. La idea es llegar a 600 hectáreas al norte de Arica y de otras zonas.
En la Universidad de Chile también abordan el tema. Para ello, el doctor Manuel Paneque, de la Facultad de Agronomía, encabeza el programa jatropha. Disponen de cerca de $300 millones - financiados por FIA, Pullman Bus, Sociedad Agrícola Nacientes del Cogoti, Liceo Agrícola Ovalle, además de la facultad- para determinar la adaptación y selección de genotipos resistentes a la sequía, salinidad y metales pesados, pero que además tengan un alto rendimiento. Para esto sembrarán entre 8 y 10 ha, en pequeñas parcelas, en localidades de la III y IV Región, en transectores que incluyan costa, meseta central y precordillera.
Ambos proyectos se encuentran en etapa de planificación y a la espera de la autorización del SAG para la importación de semilla, la que será traída desde Alemania u otro país con productos de alta calidad.
De sembrarse a principios del próximo año, tendrían hacia diciembre la primera cosecha, pues la jatropha crece relativamente rápido, según el clima; comienza a producir desde su primer año y su rendimiento se incrementa anualmente durante los 4 o 5 siguientes. A partir de allí se estabiliza hasta un horizonte que puede llegar a los 50 años.
La jatropha curcas L. es una oleaginosa con más de 3.500 especies. "Lo que la distingue de otras materias primas que actualmente se utilizan para producir biocarburantes, es que sus semillas son tóxicas, por lo que su aceite no es comestible y su precio no está influenciado por la competencia por el uso alimentario. De dichas semillas puede extraerse 40% de aceite susceptible de ser procesado y transformado en biodiésel. Del tallo se extrae látex y de sus hojas y cortezas, otras sustancias para aplicaciones medicinales y usos como insecticida", enfatizan los académicos de la UTA.
Sin embargo, es precisamente en su toxicidad donde también radica uno de los elementos que la ponen en entredicho. Cuando se elaboran biocombustibles a partir de productos agrícolas se genera la denominada "torta" con los restos sólidos. Éstos se convierten en alimento animal y se obtienen algunos otros subproductos que permiten generar ingresos que complementan los no siempre tan rentables de la bioenergía. Con la jatropha esto no ocurriría, lo que además implicaría buscar una solución para eliminar ese desecho que se acumularía en volúmenes importantes.
Pero, como tiene tan altos niveles de aceite y es una alternativa tan interesante, se está buscando la forma de eliminar la toxina. Lo hacen en Daimler Chrysler en Alemania, como lo dieron a conocer a una misión chilena de la FIA que viajó el año pasado. "Tenemos estudios avanzados que han demostrado resultados bastante positivos", reconoció en esa oportunidad el doctor Renato Andorf, de servicios y combustibles de la compañía.
En la U. de Chile buscan alternativas.
"Estudiamos la introducción de una variedad que no presenta los ésteres de forbol responsables de la toxicidad , por lo que su empleo en la alimentación humana y/o animal es posible, y sus niveles de aceite en la semilla son similares al de las variedades tóxicas".
Hay que ver si con todos estos beneficios, la jatropha será la nueva alternativa energética.
¿CUÁNTO CUESTA Y CUÁNTO RINDE?
Los datos estadísticos dicen que el rendimiento de la jatropha podría alcanzar las 5 ton de semillas por hectárea, que rinden dos toneladas de aceite y una de pasta residual. Sin embargo, estos resultados varían mucho, según las condiciones climáticas y el manejo.
En cuanto al costo del establecimiento por hectárea, las experiencias internacionales estiman que oscila entre $1.400.000 a $1.770.000 aproximadamente, que incluyen la instalación de riego tecnificado. Todos estos datos hay que validarlos para Chile.
Alejandra Tashima C..
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