CONCLUSION DE SIMPOSIO Con el aporte de distintos enfoques -desde la producción, las empresas aceiteras y petroleras, la visión de especialistas extranjeros, la economía y las experiencias que ya están en marcha en el país- se realizó este encuentro científico técnico, con el cual la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) puso el tema en consideración de los distintos eslabones de la cadena de valor vinculados con la relación del agro con la producción de energías limpias.
El desarrollo de una plataforma de bioenergía en el país constituye una oportunidad más que beneficiosa, por distintos motivos. Por un lado, por la posibilidad concreta de trasladar las ventajas comparativas del campo y la productividad enorme de la agroindustria argentina en la obtención de bioenergía. Por otro lado, porque el país tiene el complejo de producción de aceites vegetales más competitivo del mundo y las posibilidades de satisfacer la demanda agregada son altas. Básicamente porque si actualmente Europa no puede abastecerse con su producción, menos lo podrá hacer cuando rijan las disposiciones que obligan a cortar naftas y gasoil con aceites vegetales, razón por la cual va a requerir importar biocombustibles en forma creciente, que la Argentina estaría en condiciones de proveer. A la potencial demanda europea se sumaría también la de Japón, China, Corea, India.
En este contexto y con el objetivo de realizar un aporte académico desde la universidad pública al debate sobre el tema, se realizó la semana pasada el Simposio Internacional de Bioenergía, que organizó el Programa de Agronegocios y Alimentos de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (PAA-FAUBA), bajo la dirección del Ing. Agr. Fernando Vilella.
Partiendo de la premisa que una producción sostenible solo puede lograrse mediante investigación, capacitación y extensión del mayor nivel, que enriquezca e incremente el crecimiento y desarrollo de estas actividades, el Simposio abarcó distintos aspectos de la cadena agroindustrial de los biocombustibles en la Argentina y el exterior, enfocada desde la visión de la producción hasta la del consumidor. Así, durante tres días, se expusieron distintas visiones sobre el tema a través de expositores de instituciones gubernamentales, no gubernamentales y privadas, que aportando sus ideas en un espacio de aprendizaje y discusión para nutrir a productores, asesores, inversores y demás actores relacionados con la cadena agropecuaria y agroindustrial de la bioenergía del país y del exterior. La temática del Simposio se dividió en dos grandes áreas que abordaron los aspectos políticos y de negocios, y los tecnológico-productivos.
Salón de política y negocios
La apertura del Simposio estuvo a cargo del decano de la FAUBA, el Ing. Agr. Lorenzo Basso, quien presentó la problemática del sector y sus potencialidades. Posteriormente, el Subsecretario de Agricultura, Dr. Javier de Urquiza, resumió las principales iniciativas que planean desarrollar desde la SAGPyA. Argentina tiene un futuro muy favorable por las posibilidades que tiene para insertarse en el comercio mundial como proveedor de este insumo señaló-. Además, recalcó la urgencia existente para que se desarrolle la iniciativa privada en el área de la bioenergía, junto al acompañamiento público, ya que es una industria nueva en el territorio nacional. De Urquiza opinó que es necesario que las zonas que actualmente se encuentran marginadas, se vean integradas al desarrollo.Nuestro objetivo a 10 ó 15 años precisó- es generar cultivos energéticos que no compitan con los cultivos tradicionales.
Por su parte, el Ing. Agr. Fernando Vilella, director del Simposio del PAA de la FAUBA, aseguró que hay que encontrar una alternativa al agotamiento del petróleo y que los biocombustibles aparecen como una opción importante para el agro y el medioambiente. Señaló que representan una gran oportunidad para la Argentina, porque ayudan a preservar los recursos naturales y además pueden generar proyectos de inversión en otros sectores como el ganadero. No obstante, aclaró que los combustibles renovables nunca van a reemplazar al petróleo, por lo que no se debe crear una falsa expectativa. Son una alternativa para alargar su agotamiento, como actualmente se puede ver en los países líderes, que solo logran reemplazar un mínimo porcentaje de las naftas que utilizan. En este sentido, Vilella precisó que Estados Unidos produjo 255 mil barriles de etanol por día en 2005, lo que representa un 2,5% de su demanda de nafta total, mientras que en Brasil, que produjo a partir de la caña de azúcar 15 millones de litros de etanol, se generan 10 puestos de trabajo por cada puesto que se crea en la industria petrolera.
En tanto, en el panel de Visión Internacional, Peter Zuurbier de la Universidad de Wageningen, Holanda, aseguró que para el 2010 la demanda de biocombustibles llegará a 10 millones de toneladas anuales en Europa, volumen cuyo 50 por ciento debería importar. En este sentido, señaló que Europa no quiere importar biocombustibles de zonas en las cuales la materia prima no es sustentable o de donde se obtenga produciendo un importante daño al medio ambiente.
Por su parte Matheus Marino de la Universidad de San Pablo y del Programa de Estudios de Negócios del Sistema Agroindustrial (PENSA) de Brasil, dijo que el precio del etanol ronda en el 70 por ciento del valor de la nafta. Según sus proyecciones, para 2010 en todo el mundo, el 25 por ciento de los automóviles utilizarán biocombustibles, mientras que un 93 por ciento tendrá motores con el sistema flexi-fuel, que funcionan indistintamente con naftas convencionales o biocombustibles.
A su turno, el consultor español Iñigo Moreno Lara dijo que los argentinos no tienen ningún futuro en la Unión Europea vendiendo etanol y que su mercado está en la Argentina. Señaló que hasta 2030 la Unión Europea cuenta con subsidios por un total de 28.833 millones de euros y que el 80 por ciento de esa inversión proviene del sector privado. En cuanto a posibles mercados de exportación, Moreno Lara aseguró que un país como China que no respeta ni a sus propios nacionales, no es mercado.
Paralelamente, la Lic. Stella Carballo, del Instituto de Clima y Agua del INTA, explicó que es el cliente el que va a definir el producto, por lo que hay que ofrecer más oportunidades con menores riesgos. También agregó que las mayores inversiones siempre se producen en los países que ofrecen la mayor cantidad de ventajas y los mejores rendimientos.
Desde el Estado, el subsecretario de combustibles, Cristian Folgar, aseguró que todavía faltan darse los últimos coletazos de la era del (petróleo) crudo y que la eficiencia para remplazarlo aun no esta bien definida, ya que no se sabe cómo van a evolucionar los biocombustibles en el futuro.
En tanto, contador Claudio Molina, de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, expuso sobre los costos de producción de biocombustibles y comentó que no se puede poner una planta de biodiésel como si fuera un parripollo, un videoclub, una cancha de paddle. Hay que hacer un estudio para decidir su localización -recalcó-. Sostuvo que la distribución del ingreso y las clases marginales no se van a arreglar con el biocombustible y que la ley 26.093 de biocombustibles es pésima, pero es lo que tenemos.
Al respecto dijo que en su texto prevaleció la visión de corto plazo. Que haya cupo para aplicar las ventajas impositivas es de temer, porque esos cupos se manejarán con dedocracia. Y agregó que hay que evitar que sea un negocio fugaz, ya que el capital tarda años en construirse y segundos en destruirse. Finalizó su disertación afirmando que en la actualidad los números para producir biocombustibles sólo cierran para exportar y para aplicar al corte obligatorio (de naftas y gasoil). En cuanto a las experiencias en marcha en el país a diferentes escalas, el Ing. Agr. Guillermo Midulla, de la Federación Agraria Argentina, presentó una propuesta de agregación de valor que consiste en producir biodiésel y harina proteica a partir de la colza. Con una hectárea de colza se pueden producir 500 litros de combustible y 1.200 kilos de harina proteica. Para esta lograr esta producción se consumen 50 litros de combustible tradicional. Es decir que con el 10 por ciento de la superficie se logra el autoabastecimiento, relató Murilla. Por su parte, la abogada Catalina Lonac, del proyecto Los Balcanes, líder en producción de etanol en nuestro país (a partir de caña de azúcar y maíz, en la Provincia de Tucumán), describió su proyecto y destacó que su grupo es el único que mantuvo el programa alconafta en Argentina con marca propia. Anunció que en Tucumán van a inaugurar antes de fin de año la primera universidad laica del Norte Argentino, aprobada por la CONEAU, que va a contar con una licenciatura en Tecnología de los Alimentos, y el primer Postgrado en Caña de Azúcar. Desde la óptica de las compañías aceiteras y petroleras, Carlos Haerberle, de Aceitera Geneal Deheza (AGD), destacó que el futuro va a estar relacionado con la evolución del precio del crudo y de las políticas energéticas, sobre todo de Europa y Estados Unidos. También se describieron proyectos productivos en marcha que combinan producción agrícola y de biocombustibles. Así, Mariano Bosh y miembros de su equipo en Adecoagro explicaron como desarrollaron el proyecto de producción de leche y alcohol a partir de maíz. Expusieron como piensan instalar tambos con 50.000 vacas en ordeño, alimentadas con el maíz luego de extraído el alcohol. Con el estiércol de las vacas estabuladas producirán biogás que será la fuente de energía para hacer leche en polvo.
Por su parte, Marcos Daziano del PAA-FAUBA describió un proyecto que ya funciona en Pergamino, Provincia de Buenos Aires, donde se combina la obtención de biodiesel a partir de una planta mediana de producción de aceite de soja. Al concentrado proteico de soja, se le agrega maíz de producción propia, con la que se alimentan 350.000 gallinas ponedoras, con cuyo estiércol generan biogás, que es la fuente de energía para los procesos industriales vinculados con la fabricación del aceite.
Salón tecnológico-productivo
En este ámbito se desarrolló un panel sobre La visión de las Asociaciones de Productores. En él disertaron Rodolfo Rossi (ACSOJA), Martín Fraguío (MAIZAR), Carlos Feoli (ASAGIR), Ricardo Negri (AACREA) y Gastón Fernández Palma (AAPRESID). Cada uno dio su visión referente a cada cultivo y asociación en particular con respecto a los biocombustibles. Luego al finalizar de la mano del Gustavo Grobocopatel, quien actuó como moderación se generó un buen intercambio de preguntas y consultas.
Por su parte, el Ing. Carlos Querini de la Universidad Nacional del Litoral, dijo que por más que sea sencillo obtener biodiésel, desde el punto de vista tecnológico es muy difícil cumplir con todos los parámetros que pide la legislación y la norma IRAM. Como ejemplo se refirió a la etapa de decantación, la cual afirmó que si no se hace adecuadamente incide negativamente en el producto final lo que termina dañando los motores.
En tanto, en el panel sobre Bioenergía y Medio Ambiente, el Ing. Agr. Jorge Adamoli dijo que el consumo de biodiésel podrá superar el corte de 5 por ciento que impone la ley, en cambio el etanol tendrá dificultades para llegar al porcentaje de corte, porque la mayoría de la flota de los productores argentinos utiliza gasoil.
Lic. Gastón Guido - Prensa FAUBA Secretaria de Desarrollo y Relaciones Institucionales Facultad de Agronomía - Universidad de Buenos Aires Av. San Martín 4453 - C1417DSE Buenos Aires - Argentina (011) 4524-8000 Int. 8162 - (011) 15-4043-4505 prensa@agro.uba.ar - www.agro.uba.ar
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