NUEVA YORK — Una de cada ocho muertes en el ejército estadounidense combatiente en Irak fue el resultado de la protección de convoyes de combustible.
Se trata de un incentivo poderoso para que el ejército se aleje del petróleo y se acerque a la energía renovable, y es exactamente lo que está haciendo.
Desde bases en el desierto de energía solar experimental para los 'marines', hasta robots de la Marina que funcionan con la energía de las olas, el Ejército se está volviendo un comprador líder de tecnología de punta de energía renovable.
Para los servicios armados, los beneficios van más allá de la reducción de las muertes en convoyes de combustible. Una fuerza armada que no está restringida por el alcance de una pipa o que carga el peso de baterías es más ligero y, como resultado, más letal.
Para las compañías de energía renovable, el Ejército está probando que es un cliente vital, pues ha adquirido los aparatos de energía limpia más modernos y está fomentando la inversión privada. Esperan que los servicios armados puedan llevar esa tecnología al punto en el que sea comercialmente viable, como lo hizo hace una generación con los sistemas GPS o el Internet.
"Habrá personas que crean que están tirando su dinero porque las cosas no sirven", dice Rachel Sheinbein de CMEA Capital, una compañía de inversión de capital que invierte en empresas de energía renovable. "Pero lo que sí funciona marca una enorme diferencia".
Una base solar en el desierto: 241.401 kilómetros al este de Los Ángeles, los 'marines' están intentando descifrar qué funciona para ellos.
Esta semana se cumple el segundo año consecutivo que el Ejército ha construido un 'ExFOB' (Base Operativa Experimental de Vanguardia, por sus siglas en inglés) en la base Twentynine Palms, en la profundidad del desierto de California.
Los 'marines' están intentando ver qué aparatos pueden generar los puestos de observación militar más remotos en campamentos autosuficientes.
Ser autosuficiente en materia de energía en lugares como Irak y Afganistán no sólo es una gran cuestión de orgullo. Estas bases actualmente usan diesel u otros combustibles para manejar generadores que dan energía a todo, desde aire acondicionado en los campamentos, hasta las computadoras que manejan el software en el campo de batalla.
Este combustible debe ser llevado por carreteras o en helicóptero. Además de arriesgar vidas, tiene un alto costo. El ejército dice que puede costar hasta 40 dólares por galón llevar el combustible a los lugares más remotos y peligrosos.
El año pasado, los 'marines' compraron paneles solares que se enrollan como tapetes de playa y pueden ser guardados en las mochilas. Durante las pruebas en Afganistán, los tapetes fueron básicos para reducir el número de baterías que tenían que cargar para utilizar radios o computadoras.
Este año, el Ejército pretende comprar paneles solares más grandes integrados a vagonetas que usen materiales avanzados para generar el doble de energía de los paneles convencionales de silicón y poder dar energía a una base entera. También están probando aparatos de buen rendimiento de combustible para vehículos de táctica. Esperan reducir su consumo de combustible en un 50% para 2025.
Este tipo de esfuerzos se está dando en varios servicios armados, tanto por preocupaciones tácticas como por mandatos del Congreso y del presidente.
La marina está experimentando con un robot con forma de tabla de surf que se impulsa por las olas, de una compañía llamada Liquid Robotics, que puede ser usado para monitorear el altamar a un precio significativamente más bajo que usando un barco.
La marina también está experimentando aparatos de energía de mareas y olas, así como un biocombustible avanzado para dar energía a sus botes. La Fuerza Aérea ha utilizado los biocombustibles desde hace mucho tiempo como parte de sus planes de mezcla de combustible, incluyendo combustibles de segunda generación de algas y de otras plantas que la gente no ingiere.
"Nos vemos como un ambiente rico en objetivos", dijo la semana pasada el secretario de la Armada, John McHugh, al anunciar sus planes para ofrecer desarrollos eólicos y solares con el ejército, y sus planes para crear acuerdos a largo plazo para comprar electricidad. El ejército pretende obtener 25% de su energía a partir de fuentes renovables en el año 2025.
McHugh dijo que el Ejército representa 80% del uso energético general del Gobierno federal y gasta 15,000 millones de dólares al año en combustible. "Son las medidas correctas para el ambiente, para el contribuyente y, sobre todo, para nuestros soldados", dijo.
Este sentir es cada vez más común entre los soldados, quienes no siempre son vistos como personas a la vanguardia del movimiento de energía ecológica.
Un ejecutivo de uno de los constructores de turbinas de viento más grandes del mundo dijo recientemente a CNNMoney que ejércitos de todo el mundo recorren grandes distancias para acomodar sus bases cercanas a las turbinas, aunque suelan interferir con los radares.
Un médico militar que regresó de Irak recientemente adaptó su casa a la energía solar. Dijo que la cantidad de combustible que vio consumir al ejército estadounidense en Irak fue un factor para este cambio.
"Sería ingenuo pensar que el dinero que gastamos no llega a las manos de los 'malos'", dijo Patrick Padilla, quien luchó en la ciudad iraquí de Ramadi en 2006. "Si yo puedo hacer mi parte para reducir el consumo, quizás se traducirá en una persona menos muerta, una situación que tuve que atravesar".
Y las estrategias del Pentágono ya identificaron conflictos energéticos y de recursos como un generador de guerras futuras. Sea cual sea la razón del interés en la energía limpia, es de provecho para las compañías en el espacio de energía alternativa.
El cliente de oro: Uno de los principales retos para las empresas de energía renovable, que suelen ser compañías pequeñas iniciales, es la credibilidad.
"Lograr que el ejército compre estos sistemas prueba que son confiables", dijo Ron Helfan, ejecutivo en Essence Solar Solutions, en Israel, que intenta vender un sistema de energía solar avanzado al ejército, conocido como Sun Spider.
Alan Salzman, cofundador y presidente ejecutivo en VantagePoint Capital Partners, está de acuerdo. Su compañía revisa intentos de miles de firmas de energía renovable y decide cuáles financiar.
"El Ejército es un gran cliente de referencia. Es tan bueno como cualquier compañía de Fortune 100", dijo.
El Ejército también tiene un papel muy importante en la compra de tecnologías, que actualmente son demasiado costosas para el público general.
No es que al Ejército le guste desperdiciar efectivo, es sólo que su mundo se presta a un conjunto distinto de cálculos costo-beneficios que en la vida civil; piensen en las vidas que se pierden protegiendo convoyes de combustible y el precio de 40 dólares por galón.
La idea es que el servicio armado pueda comprar estos artículos y apoyar a la industria hasta que se logren hallazgos de costos más significativos y los aparatos tengan un mayor atractivo comercial.
Para Salzman, esto se trata de las compañías de energía renovable y militar que diseñan y crean productos que tienen sentido desde un punto de vista operativo y financiero, ya sea para el ejército de hoy o para la población civil de mañana.
"No se trata de vestirse con paja e ir a trabajar a pie", dijo. "Se trata de encontrar mejores formas de hacer las cosas".
El Ejército pretende obtener 25% de su energía a partir de fuentes renovables para el 2025.